FECHA: 18 Dic 2012

TITULO: Te lo dije, Marta.

CONSULTA: En ocasiones, algunas mañanas de niebla, al ir de aceituna, sale el sol, entre girones. Un leve rayo que nos alegra. Los montes de Toledo parecen màs suaves, mas amables, hasta que una pedriza, un desgarro oscuro de piedra, nos recuerda dónde estamos.
Enero, aceituna. Mañana hostil. Olor de olivar mezclado con el del atrojado del año pasado. Te dije, Marta, que los lavaras y no me hiciste caso. Son mantos de aceituna, no sàbanas, dijiste. Tenías prisa y te fuiste a la cola del paro a sellar. No tengo otra cosa que hacer, que lavar mantos.
Pues si.
Como hizo tu madre y la mía.
Como hizo tu abuela y la mía.
Lo que tu digas. Este remolque huele a troje. Huele a zorros. Olor ácido de cosecha pasada. Te lo dije, Marta. Tu... ni caso.
Mohamed se resguarda en la manta vieja que trae del CIE de Málaga (centro de internamiento de extranjeros) o más bienm, la T4 de las pateras. La guardó, porsiaca, e hizo bien.
El remolque es nuestra patera al infierno. Naufraga entre piedras y descarnados del camino que tambien fue de nuestra infancia, cada golpe de ballesta, un golpe de huesos, un ahogarse en el cuerno caido del contenedor del matadero harto roído y paseado por los galgos sin dueño de las tres de la mañana, ese de madrugaba un jornalero, se encontró un cuerno que le dijo buenos días compañero.
La churrería de la plaza queda lejos, pero su olor sigue en las cabezas.
Otro bache, otro crujir de ballestas y de hierros. Recolección hostil, dura, de frío y niebla.
Y el aceite, sigue barato.
Tu en la cola del paro.
Mohamed y yo bajo, la manta del CIE.