FECHA: 17 Abr 2006
TITULO: Para pensárselo. Se admiten sugerencias y análisis del problema.
CONSULTA: Uno de cada dos olivareros está cerca de jubilarse y no encuentra quien le suceda
El monocultivo pierde su carácter social y gana enteros como industria Los jóvenes dan la espalda al campo por la incertidumbre respecto a las ayudas comunitarias y por los desorbitados precios que alcanza la tierra
El precio de la tierra en la provincia se ha estancado en los tres últimos años. Esta situación no es más que la respuesta lógica del capital ante las múltiples incertidumbres que se han generado en el sector en el pasado inmediato y que han acarreado una relajación de la demanda de este tipo de bienes. Primero fueron los temores fundados a que se cerrara el grifo de las subvenciones, y posteriormente, las adversidades climáticas y la dura sequía.
No hay cantera. El campo jienense envejece y las nuevas generaciones le están dando la espalda. Una encuesta elaborada por la Junta de Andalucía, a la que ha tenido acceso este periódico, revela que el 63 por ciento de los titulares de explotaciones agrarias de la provincia ni ven a ninguna persona de su entorno con intención de sucederle ni tampoco quisieran ver a ninguno de los suyos haciéndose cargo de la plantación. Es decir, tanto jóvenes como mayores han dejado de creer en la agricultura como un medio de subsistencia y apuestan por otros sectores económicos para ganarse la vida. Otra de las conclusiones relevantes de este mismo estudio, que corroboran todas las afirmaciones anteriores, es que el 55 por ciento de los oleicultores tiene más de 55 años, frente a un 8,5 por ciento que tiene menos de 35. El olivar, elemento diferenciador de la cultura y la idiosincrasia jienense, está perdiendo poco a poco su carácter social para convertirse en un cultivo industrial en el que lo importante es producir más para ganar más.
Ni con subvenciones
Otro de los indicadores que denotan esta falta de interés por los que supuestamente deberían tirar del carro es el número de subvenciones que se solicitan cada año para incorporación a la actividad, una línea de ayudas que se enmarca en los programas de modernización que pone en marcha la administración autonómica. En 2003 se tramitaron tan sólo 59 expedientes, una cifra que disminuyó hasta los 54 en 2004 y que en 2005 se rebajó todavía más, hasta los 34 (todavía quedan algunas solicitudes por resolver). Una evolución similar se observa en las denominadas 'primas de complemento', también concedidas por la Consejería, y que suponen un importante empujón para los que quieren empezar. El pasado ejercicio se contabilizaron únicamente 48 peticiones. Es decir, ni ofreciendo importantes incentivos se consigue 'embaucar' a nuevos productores.
La principal causa de desmotivación es la elevadísima cotización de los terrenos, una circunstancia que cierra la puerta a los potenciales interesados. Este problema se refleja en las transmisiones de propiedad, operaciones en las que en la mayoría de las ocasiones tan sólo intervienen miembros de una misma familia. Es decir, se trata de herencias o legados, no de nuevos compradores. La situación se complica cuando los progenitores cesan y ninguno de los hijos se quiere hacer cargo de un negocio que requiere de no pocos sacrificios. Es entonces cuando las parcelas se ponen a la venta y cuando empiezan a acudir especuladores con dinero fresco. Estas prácticas son las que están haciendo más daño, puesto que disparan las tasaciones, imposibilitando que pujen los que disponen de menos recursos.
Otra de las causas de este desinterés es el déficit de vocaciones. La savia nueva ha mamado en su propia casa la entrega y el esfuerzo que supone este oficio y no están dispuestos a seguir el ejemplo de sus ascendentes. Los que han cursado una carrera lo tienen claro: se marchan para desempeñar su profesión a capitales o ciudades de referencia. Los que optan por quedarse en el pueblo, que suelen coincidir con los que en su día tomaron la decisión de dejar los estudios, sí que continúan con la empresa, pero son los menos.
Otros factores
También desanima el hecho de que haya que afrontar un desembolso considerable para instalarse, lo que obliga a asumir endeudamientos que requieren de avalas y de garantías. Otra coyuntura desfavorable es el desarrollo de los planes urbanísticos que limitan la ampliación de los regadíos y que están conllevando la recalificación de áreas que antaño estaban catalogadas como rústicas.
Esto es lo que se debería perseguir. Personas que vivimos de esto no podemos afrontar una compra, pero en cambio personas que se dedican a especular con su vida ya resuelta tiran del dinero B hasta llegar al soborno si es necesario impidiendo de esta forma que pequeño agricultores prosperemos.
¿Que es eso del libre mercado y de atraer inversiones de gente al olivar?
total, esos del dinero fresco sabemos todos que compran a precios carísimos, para luego no hacer nada. Que les gusta tirar el dinero sólo para fastidiar al pobre agricultor.
¿Invierten en comprar pero no en producir, no compran maquinaria, fitosanitarios, abonos, riego?
¿Pero no lloriquea el artículo diciendo el problema de la falta de continuidad en el campo y luego critica al que viene nuevo?
vaya forma de lucirse el que haya escrito eso.
No es nada fácil introducirse hoy dia en la agricultura sin ánimo especulativo.
Efectivamente hay agricultores a los que no hay quien los suceda, muchos, pero la gente que nos inicamos en el olivo, aparte de llevar lo nuestro, me refiero a nuestra pequeña y mediana explotación, tenemos la posibilidad de trabajar como profesionales que lo somos, para el resto de explotaciones que van quedando desatendidas porque no hay quien suceda a muchos viejos agricultores.
Una cosa si tengo muy clara, es que el olivar rentable, es el de regadío, y que dado la alta rentabilidad del riego en el olivar (ya que necesita poquísima agua 1500 m3/Ha, para el beneficio que se obtiene), debemos de exigir a las administraciones públicas que no nos abandonen, que realicen las infraestructuras hidraúlicas necesarias, para evitar que el mundo rural desaparezca, y a la vez exigirnos a los agricultores que hagamos un uso responsable del agua, por que solo así podremos competir con los países que menciona el "compañero 6".
Por que una cosa hay bien clara, sin subvenciones, sin riego, y a merced de las multinacionales que controlan el mercado, tendremos que coger las maletas e irnos a no se donde.
P.M.